sábado, 16 de julio de 2011

¡Los cosmeticos nos intoxican 2 º parte!

                         
                 Aqui os dejo un video que seguro que tambien os va ha interesar.

¡Los cosmeticos nos intoxican!

En este mundo de materialismo en que vivimos por que es lo unico que nos enseñan,donde solo cuenta las apariencias de las personas y la belleza artificial que nos venden ,aqui os dejo un archivo para que sepan ustudes de que estan hechos los productos que utilizamos todos los dias y como nos perjudica en nuestra salud.
Recientemente, la conocida revista TIME publicó un completo informe sobre los ingredientes tóxicos que contienen muchos cosméticos. Se analizaron en Canadá 12500 productos y se elaboró una lista con los 12 ingredientes más peligrosos (recomendando su eliminación) de entre más de 10.500 conocidos. El 80% de los cosméticos contenía alguno de los 12 ingredientes peligrosos; más del 50% poseían más de uno. Un 10% de los productos carecía de lista de ingredientes en sus etiquetas.
COSMÉTICOS
Hasta muy recientemente la normativa básica española sobre productos cosméticos era un Decreto de 1997, y otros dos modificadores del año 2004 y 2005, respectivamente. Según ellos, un cosmético es "toda sustancia o preparado destinado a ser puesto en contacto con las diversas partes superficiales del cuerpo humano (epidermis, sistema piloso capilar, uñas, labios y órganos genitales externos) o con los dientes y mucosas bucales con el fin exclusivo o principal de limpiarlos, perfumarlos, modificar su aspecto y/o corregir los olores corporales y/o protegerlos y mantenerlos en buen estado".
La lista de productos cosméticos es amplísima: aceites para la piel, aguas de colonia y perfumes, champús, cremas, depilatorios, desodorantes y antitranspirantes, emulsiones, geles, jabones, lociones, maquillajes, máscaras de belleza, o múltiples productos capilares, para el afeitado, para desmaquillar, para los labios, para el cuidado bucal y dental, para las uñas, para los bebés, para el cuidado íntimo externo, para la protección solar o para el bronceado sin sol, etc.
Según la Agencia para la Protección de la Salud del Reino Unido cada mes se introducen en la industria cosmética varios centenares de sustancias químicas nuevas de las que, previamente, sólo se ha constatado los efectos que provocan en humanos ¡en menos del 10% de los casos! Por ello, en los últimos años se han elevado diversas voces de alerta sobre esta cuestión. El año 2009 algunos grupos ambientalistas de EEUU denunciaron que 90 productos cosméticos diferentes de uso cotidiano contenían ftalatos, que podían afectar negativamente a la salud, sobre todo la de bebés. Ese mismo año, la Academia Sahgrenska de la Universidad de Gotemburgo, en Suecia, indicaba que el 5% de la población muestra reacciones alérgicas frente al lilanol, presente en casi todos los champuses, jabones, acondicionadores y líquidos de limpieza para el hogar que están perfumados. El pasado año Siobhan O´Connor y Alexandra Spunt escribieron un libro sobre los aditivos cosméticos tras experimentar un tratamiento capilar en una peluquería de Hollywood, que además de importar $400 tenía un alto contenido en formaldehído. Y son bastantes las voces que alertan de las concentraciones elevadas de plomo de muchos cosméticos chinos fabricados sin certificaciones de Salud.
A principios de la década de 1980 la Food and Drug Administration (FDA) estadounidense estableció unas reglas sobre ingredientes y etiquetas de los cosméticos, normas que establecen que los nombres de las sustancias aparecerán completa y exhaustivamente en su forma latina y enumerados según su cantidad decreciente. Esa norma, la INCI, constituye la Nomenclatura internacional de ingredientes en la cosmética. Otros países también se concienciaron y para ajustarse al Reglamento europeo en España se realizó una modificación legal en el año 2010, en la que se estableció la sustitución de los términos "preparado" y "preparados" por "mezcla" y "mezclas" y se actualizaba la clasificación de sustancias que no pueden utilizarse en cosméticos. Las sustancias prohibidas seguían siendo las mismas, las clasificadas como carcinógenas, mutágenas o tóxicas para la reproducción, y también permaneció igual su definición. Hay que recordar que en las etiquetas los nombres suelen estar latinizados: petroleum, paraffinum, etc.
PELIGROS
Muchos cosmético-escépticos arguyen que, aunque dosis pequeñas de ciertos aditivos, parezcan que no son peligrosas, no está suficientemente estudiado su efecto por consumo continuado a largo plazo. A esto atribuyen muchas alergias, desórdenes pigmentarios, irritaciones en la piel, trastornos hormonales e, incluso, cánceres o daños genéticos en la descendencia.
 “La docena sucia”, de productos antes indicados son los siguientes (señalando sus posibles efectos adversos, al menos en altas concentraciones).
  1. BHA y BHT. Butil-hidroxi-anisol, E-320, (BHA) es un antioxidante sintético que también se utiliza como aditivo alimentario. Es soluble en grasas y no en agua. Modula el efecto de ciertos carcinógenos en animales de experimentación. En concentraciones altas favorece la proliferación anormal de células en el esófago de monos. Su utilización está autorizada en la mayoría de los países (CE y USA entre ellos), pero no en otros, por ejemplo Japón.  El BHT, E-321 o Butil-hidroxi-tolueno es otro antioxidante sintético también usado como aditivo alimentario. Se utiliza casi siempre mezclado con el BHA (E-320), y sus propiedades y acciones son parecidas.
  2. Coal tar dyes, colorantes de alquitrán, efectos cancerígenos
  3. DEA, diethanolamine (dietanolamina). Usada como tal o en forma de diversos derivados, como emulsionante o espumante. Cancerígena
  4. DEP, diethyl phtalate (ftalato de dietilo) u otros ftalatos, muy usados. Problemas endocrinos y reproductivos
  5. DMD hidantoína y otros liberadores de formaldehído. Como preservativos, antimicóticos y antisépticos. Cancerígenos.
  6. Parabens, una amplia familia de derivados usados como humidificadores y preservativos. Posibles disrupciones endocrinas
  7. Parfums, es decir, fragancias usadas en cosméticos. Asmas, alergias, neurotoxicidad y cáncer.
  8. Compuestos PEGpolietilenglicol) usados en bases de cremas. Su contaminante 1,4-dioxano es cancerígeno.
  9. Petrolatum, petrolato, vaselina sintética obtenida a partir del petróleo. Contaminantes cancerígenos
  10. Siloxanes. Los siloxanos son una amplia variedad de productos usados como humectantes y suavizantes. Disruptores endocrinos.
  11. Sodium laureth sulphate. En cosméticos espumosos. Su contaminante 1,4 dioxano es cancerígeno
  12. Triclosan, como antibacteriano en antisudorantes, pastas dentales, etc. Disruptor endocrino
En todo caso, por los peligros de alergias y asmas que suponen para algunas personas, los aditivos de los cosméticos pueden ser un peligro.
EXAGERACIONES
Otros científicos alegan que los ambientalistas cometen exageraciones en sus alegatos ya que ocultan que los pretendidos efectos peligrosos o negativos solo ocurren a muy altas concentraciones y en determinados animales de experimentación. Como ejemplos, el investigador Graf, respecto al uso de un ftalato, el DBP o dibutilftalato, indica que la agencia estadounidense FDA ha encontrado a esta sustancia “segura y efectiva en el esmalte de uñas flexible y otros usos”. Sin embargo, el DBP ha sido prohibido en algunos países por lo que la mayoría de los fabricantes de esmaltes de uñas ya no lo utilizan. Respecto al propilenglicol, usado ampliamente como un humectante (atrae el agua a la piel), según el investigador Hammer en el peor de los casos, “puede causar irritación de la piel a algunas personas”  y para la FDA los niveles utilizados en los productos para el cuidado de la piel están dentro del rango seguro. También según Hammer, el formaldehído o los productos liberadores del mismo, pueden ser carcinógenos, pero ello solo en el caso de aspirar abundantemente sus vapores. En productos de belleza, como endurecedores de uñas, la forma líquida que se utiliza es segura para la gran mayoría de las consumidoras. Opiniones parecidas, sirven para hidroquinona, vaselinas, aceites minerales, etcétera, calificando el caso del sodium lauryl sulphate (lauril sulfato sódico), diferente al anteriormente mencionado sodium laureth sulphate, como un ejemplo de “paranoia Internet”, pues es muy eficaz como surfactante, y a pesar de los rumores “no está vinculado al cáncer en absoluto”.
¿Y si, tras todo lo expuesto Ud. se decidiese por los “cosméticos naturales”?. Pues para que un cosmético pueda considerarse natural ha de estar compuesto en más del 90% por materias primas naturales de origen no animal y carecer de sustancias irritantes, tóxicas o peligrosas. No existe una verdadera cosmética 100% natural ya que la mayoría de los productos llevan algún conservante -aunque sea suave- para garantizar su durabilidad así como un emulgente que permite mezclar los componentes. Su precio suele ser elevado.

La leche no estan beneficiosa como nos la venden

En más de una ocasión en M.D. se ha hablado sobre ciertos alimentos y lo perniciosos que en exceso son para el organismo. Yo mismo hablé del asunto de los hidratos de carbono y de los aditivos alimentarios. Es por esto que hoy voy a hablarles de la leche y sus derivados.

¿Se han dado cuenta que el hombre es el único animal que sigue tomando leche después del “destete”? ¿No le parece ilógico, contraproducente o antinatural?

La leche animal y sus derivados se encuentran actualmente entre los alimentos de mayor consumo del mundo. Aunque no siempre fue así: ¿no se ha preguntado nunca por qué existen culturas que desayunan carnes, huevos o cualquier otra cosa menos leche?

De común se habla inmensamente de sus propiedades nutritivas y lo imprescindibles que son para crecer sanos y fuertes. Pero, ¿es eso verdad o una vez más hemos sido engañados, siendo que estos productos no son precisamente salubres?
Si nos paramos a pensar, aunque sea brevemente – y aunque hoy día no esté en boga – llegaremos a una serie de interesantísimas conclusiones. Por ejemplo:
La leche que produce cada especie mamífera es única y está desarrollada específicamente para su especie en sí y no para otra, debido a que cada animal tiene su propia estructura biofísica y sobretodo metabólica.  Los nutrientes que la leche de cada especie productora puede contener han sido creados de una manera específica porque es lo que necesita su cría para desarrollarse. Obviamente la composición de cada tipo de leche varía en función del animal, de la raza, del alimento que haya recibido, de su edad, del periodo de lactancia, de la época del año y del sistema de ordeño, entre otras variables. Explicado de forma sencilla, y para que se haga una idea, tenga en cuenta lo siguiente: Una vaca posee 4 estómagos, ¿Cuántos posee usted? La edad de madurez de una vaca se alcanza a los 2 años y no siguen tomando leche. En los humanos se baraja que entre los 2 y los 7. ¿Por qué nosotros seguimos con la ingesta láctea? Por un factor netamente cultural.  Dicho de otro modo, porque nos lo dicen.
La mayoría de personas cree que tomar leche es nutritivo, de hecho los nutricionistas occidentales – que no otros, añado – la recomiendan para mantener la salud, sobre todo la de los huesos.
Millones de norteamericanos prácticamente la toman en lugar de agua. Sin embargo es precisamente en Estados Unidos, el mayor consumidor mundial de leche, donde más incidencia de osteoporosis hay entre su población.
El principal componente de la leche es el agua. Su presunto interés nutritivo radica en que además contiene grasas (ácidos grasos saturados y colesterol), proteínas (caseína, lactoalbúminas y lactoglobulinas), glúcidos (lactosa, fundamentalmente), vitaminas (cantidades moderadas de A, D y del grupo B) y minerales (fósforo, calcio, zinc y magnesio).
Según los resultados del Proyecto Cornell Oxford-China de Nutrición, Salud y Medio Ambiente  quedó demostrado – entre otras cosas – que la leche animal desmineraliza a los adultos. Comprobó que las mujeres que no tomaban leche por tomar arroz y vegetales, no padecían osteoporosis. Sin embargo, si introducían la leche en su dieta sus niveles de calcio bajaban y aumentaba la incidencia de esa patología. Insisto: ¿Se ha preguntado alguna vez porque existen culturas en las que se desayunan carnes y vegetales?
El trabajo del doctor William Ellis, ex presidente de la Academia Americana de Osteopatía Aplicada, estableció que las personas que toman de 3 a 5 vasos de leche diarios presentan los niveles más bajos de calcio en sangre. Agregando que tomar mucha leche implica ingerir grandes cantidades de proteínas lácteas y éstas producen un exceso de acidez que el organismo intenta compensar mediante la liberación de minerales alcalinos como lo es el Calcio.
Por otro lado, hay que hablar del principal componente de la leche: La caseína. Los valores de caseína encontrados en la leche – esta de vaca – son  aproximadamente el doble que la leche materna. Pues bien, se sabe que el niño lactante asimila completamente las caseínas de la leche materna… pero no las de la leche de vaca. Tales proteínas sólo se digieren parcialmente por el efecto neutralizador de la leche sobre la acidez gástrica, indispensable para su ruptura. Esto provoca una solución saturada en la que la totalidad de la caseína no ha sido digerida. Siendo que la caseína se adhiere a los folículos linfáticos del intestino impidiendo la absorción de otros nutrientes (de hecho la caseína se utiliza como pegamento para papel o madera).
La leche humana contiene 45 gramos de lípidos por litro de los que el 55% son ácidos grasos poliinsaturados y un 45% saturados. Teniendo, además, un elevado contenido en ácido linoleico, precursor de prostaglandinas y leucotrienos antiinflamatorios.
En cambio la leche de vaca  – la más consumida – contiene un 70% de ácidos grasos saturados y un 30% de poliinsaturados. Una estructura que favorece la formación de prostaglandinas y leucotrienos inflamatorios, en oposición a los antiinflamatorios de la leche humana.
La pasteurización y la homogeneización provocan que las grasas saturadas atraviesen las paredes intestinales en forma de pequeñas partículas no digeridas lo que inexorablemente aumenta los niveles de colesterol y grasas saturadas en sangre. Además el contenido en colesterol de la leche es superior al de otros alimentos famosos por ser ricos en ese elemento. De hecho algunos países ya han retirado la leche de la lista de alimentos fundamentales para la dieta porque se ha observado que los niños que acostumbran a tomar varios vasos de leche al día tienen sus arterias en peores condiciones que los que no la toman. Concretamente como un “fumador” – que  digo yo supuesto – con un estilo de vida sedentario.
En Estados Unidos, según su Departamento de Agricultura casi el 40% de la comida diaria que ingieren los norteamericanos consiste en leche y/o productos lácteos. Lo cual significa que un estadounidense medio toma diariamente sólo con los productos lácteos 161 miligramos de colesterol. Y eso es tanto como ingerir ¡53 lonchas de beicon al día!
A tenor de lo expuesto son cada vez más las voces que alertan de la posible relación – directa o indirecta – entre el consumo de leche y las dolencias que se relacionan a continuación, que aunque es largo de leer considero necesario exponer para tener una idea aproximada de lo que hablo y porqué.
Estas afecciones son:

Anemia ferropénica. La mitad del resto de las anemias que se producen en Estados Unidos están relacionadas con el consumo de leche y sus derivados por los pequeños sangrados gastrointestinales que la leche suele provocar.
Artritis Reumatoidea y Osteoartritis. Está constatado que los complejos antígenos – anticuerpos generados por la leche – se depositan en las articulaciones provocando su inflamación y entumecimiento. Estudios realizados en la Universidad de Florida (Estados Unidos) confirman que los síntomas se agravan en pacientes con Artritis Reumatoidea que consumen leche. Por otro lado, en un artículo publicado en la revista Scandinavian Journal of Rheumatology se afirmaba que en personas afectadas de esa patología que dejaron de ingerir lácteos y tomaron sólo agua, té verde, frutas y zumos vegetales entre 7 y 10 días la inflamación y el dolor disminuyeron significativamente. Agregando que cuando alguno volvía a una dieta “lacto-ovo-vegetariana” los síntomas reaparecían.
Asma. Se sabe que la leche puede estimular la producción excesiva de mucosa en las vías respiratorias y que la alergia a la leche es causa de asma. Además está completamente demostrado que los niños con exceso de mucosidad y dificultades respiratorias a los que se les retira la leche de vaca mejoran de forma sorprendente.
Autismo. Investigadores italianos descubrieron que los síntomas neurológicos de los pacientes autistas empeoran cuando consumen leche en combinación con el trigo (el desayuno de los campeones, vaya). Se cree que los péptidos de la leche pudieran tener un efecto tóxico en el sistema nervioso central al interferir con los neurotransmisores. En sus investigaciones los doctores de la Universidad de Roma notaron una mejoría marcada en la conducta de esos enfermos tras dejar de ingerirla ocho semanas. En su sangre había altos niveles de anticuerpos contra la caseína, la lactoalbúmina y la betalactoglobulina.
Cáncer de estómago. Investigadores del Instituto Nacional de Salud Publica de Morelos (México) encontraron un aumento significativo del riesgo de contraer cáncer de estómago en pacientes que consumían productos lácteos.
Cáncer de mama. La leche está considerada por muchos expertos causa directa de este “tipo” de cáncer. Un dato adicional es que: una de cada 10.000 mujeres muere de cáncer de mama en China (donde no está generalizada la ingesta láctea), mientras que sólo en el Reino Unido las cifras oficiales hablan de una de cada 12.